El ejercicio realizado con los profesores Nicolás Parra y Sebastián Negret consistió en una torre de pasta de 1,50 metros de altura que se probó en una máquina simuladora de sismos de diferentes frecuencias y amplitudes de onda. Solo usando pasta y silicona, se construyeron diafragmas octagonales que se conectaban entre sí por medio de diagonales, todo esto para resistir las cargas horizontales. Como llegada al suelo, se usaron 4 apoyos rigidizados por medio de diagonales. Aunque fue penalizada por exceder el peso máximo, logró aguantar más de 5 minutos en la mesa vibratoria.